El desarrollo de habilidades sociales y emocionales ha sido incorporado por los sistemas educativos de las naciones de la OCDE como respuesta para contrarrestar el incremento de problemas sociales comunes como la violencia o la poca participación social. México ha adaptado su legislación y su modelo educativo a esta tendencia. Los objetivos de este trabajo son identificar los factores de contextos que inciden en la comunidad escolar, las adaptaciones de docentes y directivos a las prácticas y los parámetros de éxito que operan en la escuela. Se hizo un análisis de caso con entrevistas a docentes, padres, estudiantes y la directora de una escuela primaria en México. Se encontró que los actores realizan adaptaciones a su práctica para contrarrestar los efectos de violencia del contexto en el que trabajan y que el progreso se valora en función del propio avance. Se concluye que es el contexto el que determina las características de la práctica educativa y que el desarrollo de habilidades sociales y emocionales puede contrarrestar el contexto adverso. Se plantea que la efectividad docente consiste en la capacidad de adaptar la práctica al contexto y lo que se requieren esquemas más flexibles para valorar esta labor.

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