Pensar la inclusión social de los jóvenes a partir de la educación invita a reflexionar sobre sobre la calidad, relevancia y pertinencia de la escuela para un sector poblacional que cada vez tiene mayores dificultades con sus formatos hegemónicos. Ante la paradoja de más escolaridad y menos conocimiento se hace necesario proponer nuevas formas de enseñar y de aprender para el logro de dicho objetivo. En este orden de ideas, el presente artículo empieza por analizar la relación entre equidad e inclusión en el marco del reto que tiene la educación para el desarrollo de las capacidades de los jóvenes. Seguidamente presenta algunos de los formatos pedagógicos vigentes en Colombia como propuestas para incluir socialmente a los jóvenes desescolarizados a partir de la educación y termina analizando las implicaciones de una educación que busque el desarrollo de las competencias del siglo XXI como una alternativa para dicho propósito.

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